Guadalajara, Jalisco.- Con las dos orejas que cortó en el festejo, una en cada turno, Luis David resultó triunfador de la octava corrida de la Temporada Grande tapatía, este domingo en El Nuevo Progreso.
El primer apéndice de Adame fue concedido tras larga e insistente petición del público, luego de una lidia meritoria un toro reservón y de difícil embestida pero que lo despachó con la estocada de la tarde, Luis David había complacido en el segundo tercio a la concurrencia que valoró lo hecho en el ruedo y no cesó de pedir el trofeo hasta que el juez cedió.
Su segundo fue el ejemplar más ligero del encierro de Las Huertas, le permitió al espada lucirse con el capote, a la vara solo fue para ser señalado y Luis David se lucio con un quite de chicuelinas y en la colocación de los palos.
Su labor con la muleta tuvo mucho sabor, el recorrido de “Gerita” permitía largos pases y sobre todo su repetición, en cuanto hubo señales de fatiga, el coleta de Aguascalientes fue tras el acero, colocó media ración que fue suficiente tras eternos segundos para que el ejemplar doblara, con todo y el mal tino del puntillero que levantó al astado para alargar la espera. Oreja para Adame y arrastre lento para el quinto de la tarde.
Román Collado, vivo las dos caras de la moneda, con el que abrió plaza, un toro distraído y hasta huidizo, lo metió a su muleta rápidamente para mostrarle el camino, hubo instantes de calidad como la serie que hilvanó casi sin reponer terreno y pasándose a “Malquerido” por la cintura, su estocada fue eficaz con detalles en la colocación, pero suficiente para finiquitar su lidia. El palco otorgó la oreja tras la primera larga petición de la clientela.
En su segundo, el español la pasó mal, enfrentó a “Bocadito”, distraído y andarín con el que se tuvo que pelear para rescatar algo importante, a la hora de pasaportarlo -literalmente-, sudo la gota gorda; persiguió al ejemplar por buena parte del ruedo hasta que sonaron los tres recados.
Como detalle, Román Collado, hizo el paseíllo mostrando su capote a la inversa, con forro negro, en señal de duelo por la muerte en España de Rafael de Paula a quien se brindó un minuto de aplausos antes de la corrida.
Y Leo Valadez tuvo la peor fortuna de todas las veces que ha toreado en Guadalajara. Su primero se estrelló en un burladero justo antes de iniciar con la muleta, se desprendió el pitón izquierdo y Leo tuvo que abreviar; con su segundo, toro áspero y nada claro de embestida simplemente nunca se acomodó, lo despachó con la espada corta.
La ganadería de Las Huertas, debutante en Guadalajara, mandó un encierro de buena presencia, pero de juego muy desigual, rescató su nombre el quinto que mereció arrastre lento.