La retirada súbita de Morante de la Puebla en Las Ventas, decidida en una mañana y ejecutada esa misma tarde, representa uno de los episodios más desconcertantes y a la vez más coherentes con su trayectoria artística. Para entenderla, debemos comprender primero quién es Antonio José Morante Camacho.
Morante nunca ha sido un torero convencional. Es un artista que ha construido su leyenda tanto sobre el albero como en el terreno de lo impredecible. Su carrera ha estado marcada por:
Que esta retirada ocurra precisamente en su mejor temporada no es contradictorio, sino revelador. Cuando un torero alcanza la plenitud artística que Morante habría conseguido en 2025, enfrenta un abismo existencial: ¿qué sigue después de tocar el cielo?
Para un artista de su sensibilidad extrema, continuar después del momento perfecto puede parecer una profanación. Es preferible el silencio eterno que la repetición o el declive.
Que lo decida por la mañana y lo ejecute por la tarde habla de:
2.Coherencia con su psicología: Morante siempre ha sido un torero que actúa desde la emoción y la intuición. Sus mejores tardes han sido producto de estados de gracia impredecibles; su retirada sigue la misma lógica.3
3. Rechazo a la teatralidad: Paradójicamente, al no anunciar con meses de antelación, evita convertir su despedida en una gira comercial. Es más honesto retirarse cuando el espíritu lo dicta que cuando el empresario lo programa.
Como espectadores y aficionados, debemos entender a Morante desde la categoría del artista romántico más que del deportista o profesional:
Existe un coraje especial en reconocer que has llegado a tu límite, no físico sino espiritual. Morante, en el apogeo de su carrera, parece decirnos: "He dado todo lo que tenía que dar". Eso no es cobardía ni capricho, es conocimiento propio llevado al extremo.
Conclusión: Morante se retira como vivió: incomprendido por quienes esperan racionalidad, admirado por quienes entienden que el arte genuino no se somete a calendarios ni contratos. Su retirada inesperada, decidida en horas, en medio de su mejor momento, no es la crisis de un profesional sino el último gesto coherente de un artista que siempre puso su verdad interior por encima de las expectativas externas.
Quizá sea el único torero contemporáneo que podía retirarse así. Y quizá sea la única forma en que debía retirarse.