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Diego Silveti en la Feria de León al cortar dos orejas.

Edgar Mendoza - Joaquí­n Arjona - 4/2/2017

En una noche preciosa, con un ambientazo extraordinario y ante un entradón en la Plaza de Toros "La Luz" se llevó a cabo la tercera corrida de feria.

Se lidió una corrida de Teófilo Gómez, Muy fina de hechuras y de gran juego. Toros con una gran clase y fijeza, de los que sobresalieron, primero y segundo.

Morante de la Puebla, ha tenido una actuación llena de personalidad y de gusto.
Es un toreo con un aroma excepcional.

Hoy ha tenido momentos de gran gusto y sentimiento. Desafortunadamente pinchó a su primero, al que le hizo una faena con capote y muleta de las suyas.

Con su segundo, que se agarró al piso, le saco muletazos con la mano izquierda de gran sentimiento. También falló con la espada dejando su actuación sin trofeos.

Arturo Macías, ha dejado ir dos triunfos importantísimos por fallar con la espada.
Ha derrochado ímpetu, valor a raudales, y un deseo de triunfar a toda costa.

Se fue a recibir a su primero a porta gayola, y cuajo hasta cuatro largas cambiadas en los medios, En los dos toros escuchó los gritos de Toreo!, Torero!, y se le entregó la gente.

Quizá su ímpetu de cortar las orejas, le hizo tirarse a matar de manera desesperada y con ello dejó ir el triunfo. La gente, aún así, lo ovacionó clamorosamente.

Diego Silveti, continúa en la ruta de ascenso, hoy ha obtenido un triunfo resonante al cortarle una oreja a cada toro.

En su primero ha dejado una muestra de gran madurez y de valor. El toro no era fácil, y había que meterse en sus terrenos. Diego se puso muy cerca, y le sacó muletazos extraordinarios. Le fue cuajando la faena, hasta que se hizo del toro, y acabó toreándolo con mucho temple y profundidad. Terminó con Bernardinas sin la espada que le aclamaron. Estocada y un descabello para oreja.

Su segundo, un precioso colorado, empezó incierto con el capote, pero cambió después del puyazo. Nuevamente fue a plantarle cara y lo acabó metiendo en vereda.

Sobresalieron los muletazos con la mano derecha, que consiguió de uno en uno, sin quitarse del sitio donde el toro le repetía. Le cuajó la faena con el público entregado, tres cuartos de acero fulminantes, rodando el toro sin puntilla, y con ello llego el segundo trofeo, y por tanto la salida en hombros de la plaza.