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Gran tarde en Moroleón, Guanjuato

Boletín de Prensa - Colaboración Especial - 15/1/2017

 

Moroleón, Gto. 15 de Enero.- Cuando la fiesta se vive como hoy, el toreo es lo que siempre hemos querido que sea. Son de esas tardes que se recordarán por mucho tiempo, tarde toreros y toros excelsos.

Cuatro toros de Carranco, de mucha clase, siendo mejores el Segundo y el cuarto de Pepe Garfias que volvió a la senda triunfal al ser indultado el séptimo de nombre Gambuzino, No. 9, y sobresaliendo el que abrió plaza y cumpliendo el resto.

Una despedida para el Maestro Zotoluco, que verdaderamente ha sido muy sentida y de gran figura del toreo.

Le cortó la oreja del primero de su lote, al que mató soberbiamente y en el de la despedida, nuevamente, ha dado una cátedra de Toreo, simplemente Magistral.

Faena de gran reposo, de tiempos y de entender a un toro de clase, pero que había que llevarle templado y con la muleta a media altura. Se gustó, se entregó y le apretó al final, escuchando los gritos de Torero ! Torero ! Media estocada en gran sitio y el juez le entregó una oreja. La gente pidió la segunda con gran bronca al juez por no otorgarla.

A estas alturas, el premio que sea, no es, ni se acerca al reconocimiento que hoy el público de Moroleón le entregó.

Sebastian Castella, estuvo extraordinario, dos faenas de figura grande. Destacó por mucho la de su segundo, porque tuvo muchísimo mérito ante un toro que empezó desparramando la vista, y que solo él tuvo la manera de metro en vereda. Le hizo una gran faena poniendo todo él. Estocadón hasta la bola y dos orejas fueron a dar a sus manos, más una de su primero a que también le acarició el toreo, sobretodo en una serie de verónicas inconmensurables de lentas y de manos bajas.

Diego Silveti, ha tenido una tarde redonda, Le cortó la oreja al primero por una faena de entrega total, tanto de él como de la gente. Y solo cortó una oreja porque el puntillero levanto al toro dos veces y tuvo que descabellar.

El Climax total fue en el séptimo, un gran toro de clase, de alegría y de humillar en la muleta de Diego. Simplemente estuvo cumbre con él, pases con ambas manos ligadas, ceñidas y gustándose al máximo, aderezadas de molinetes, trincherillas y toreo por alto.
La locura en el tendido, y cuando Diego se disponía a matarlo, La gente no se lo permito, hasta que por el clamor popular el Juez terminó por perdonarle la vida a Gambuzino, de Pepe Garfias.

Orejas y rabo simbólicas y dos vueltas al ruedo con el público entregado en compañía De Santiago y Pepe Garfias hijo.