Guadalajara, Jalisco.- El encierro de La Estancia fue un catalogo de ejemplares con presencia justa para Guadalajara, con poca raza a excepción del quinto del festejo que metió la cabeza a la muleta con singular nobleza.
Sin culpa de ello, Octavio García “El Payo” y Diego Silveti se plantaron en mandones y cuajaron dos faenas que calentaron en serio la fría tarde otoñal en el coso tapatío, para cortar cada uno un apéndice.
Se fue por delante Diego Silveti, el torero de Guanajuato inició su labor con el estrujante cambiado por la espalda que tiene patentado la dinastía a la que pertenece, luego templó por derecha y cuando descubrió que al natural también tenía recorrido ‘Hojarasca’, no dudó en jalar del burel con su pañosa.
Silveti tuvo fortuna con el estoque, pues bastó media tendida para que el respetable pintara de blanco la plaza y el biombo sin meterse en problemas accediera a conceder el trofeo. Para su segundo Diego enfrentó quizá al toro más irregular de la tarde, manso y rajado, al que siguió por todo el ruedo para intentar darle unos muletazos y luego para despacharlo.
“El Payo” renovó su sitio en Guadalajara, su primero fue un toro que difícilmente repetía una buena embestida, intentó meterlo en su muleta pero no tuvo mucha tela de donde cortar, en su segundó llegó la magia.
Salto al ruedo “Otoño”, el mejor toro del festejo, García aprovechó las condiciones de recorrido y nobleza del astado y cuajó elegante, variada y mandona faena ante una plaza que no le iba a pedir menos.
“El Payo, se pasó una y otra vez por la cintura a su enemigo, hasta que llegó la suerte suprema, no fue la mejor estocada que le hayamos visto al queretano, pero fue suficiente para que doblara el burel y también para que el tendido exigiera con fuerza la oreja para el diestro.
Miguel Angel Perera no tuvo fortuna con su lote, solo con su primero regaló algunos destellos de la figura que es, en su segundo abrevió ante un toro falto de casta.