En vida me honro con su amistad uno de los hombres más preclaros que la tauromaquia en cultura charlada y escrita ha dado, el maestro José Ramón Garmabella, personaje que no necesita de panegíricos y que rebaso el tema para lidiar con la misma sabiduría aristas históricas, biográficas y demás géneros, entre cuyas obras recuerdo dos títulos ‘El criminólogo’ en torno al maestro Dr. Quiroz Cuarón (De bolsillo, 1980) y ‘Reportero de policía’- El Güero Téllez (Ediciones Océano, 1882) y ellos vienen a la palestra como anillo al dedo para que nos pudieran contestar ¿Si la Plaza México realmente está muerta?, sobre la cual, aunque nadie me ha pedido mi opinión, pero tampoco nadie me ha dicho que no la dé…pues la doy, en el sentido que una cosa es que esté muerta, otra que esté pasmada y una diferente es que esté en estado de coma sin que ello implique que no pueda reaccionar, ¿en qué estado lo hará si es que lo hace?, creo que no se necesita barajear muchas cartas para saber las posibilidades y como este escribano no es de mucho complicarse pues decir que todo se reducirá a dos hemisferios el torístico y lo torerístico, los que digamos en un buen porcentaje pueden ser controlables por la empresa, lo cual en mucho dependerá si Don Alberto Bailleres González, el Arq. Javier Sordo Madaleno Bringas y el Sr. Zulaica, se aplican algo que los políticos de alto rango como el presidente y los gobernadores ignoran y que es el tener noción de lo que el pueblo quiere, lo cual se logra escuchando a la tropa, creo que esta tarea que eso es, tiene que ir a fondo y una vez que se realice reflejarla en el papel.
Pero volvamos a la hebra que lo es el estado clínico que guarda la plaza y no me estoy refiriendo a la cirugía plástica que le están realizando, la cual se valora, más viniendo de un personaje que a través de GSM ha presentado el proyecto arquitectónico más grande de Latinoamérica el Reforma – Colon, a lo que voy es a la disyuntiva de saber, si no se doblegaron ante el nefasto proteccionismo de los veedores de toros que alquilan los apoderados de los extranjeros para que minimicen el riesgo de que un toro vaya alagar la gaita y descarrile a sus proveedores de riqueza, por eso a menor edad, menos arrobas, menos puntas, menores riesgos y si fuese así, que no creo, pues ya en las novilladas enseñaron en lo torístico de qué color pinta el verde, pues nada valdrá a la hora de tratar de resucitar a la Plaza México, en lo referente a los toreros no me referiré a los ausentes porque esos siempre están en la posibilidad de estar presentes, sino a que no escucharon el repudio que desde tiempo atrás existe hacía toreros inmerecedores de volver a estar acartelados después de que la temporada pasada les dieron tardes a granel y en ninguna se pusieron el overol, ni se lo pondrán, otra razón por la que las empresas tropiezan es por la insana costumbre de escuchar únicamente el canto que acaricia, el de las sirenas, que sale de la prensa entreguista, por eso sería muy recomendable que se acercaran a los Boy Scouts y les pidieran les ayudaran a buscar a la prensa comprometida con la verdad, la enterada, la ética, la reconocida, que además es la que pesa y aquí volvemos a lo ya señalado sobre el dialogar con la gente y pregúnteles; ¿A quién leen y escuchan? ¿A los que equivocan? ¿A los distorsionadores? ¿A los miopes? ¿O a los que van con la cara en alto, sin maquillajes ni cinismo? hagan la punción, además les saldrá barata pues son tan poquitos esos profesionales que hasta en 140 caracteres de los del pajarito azul cabrían.
En fin estamos a diez días de que el telón vuele pa ’arriba y como yo no recomiendo ni mi amistad, solo sugerirle a usted que acuda a la temporada y no por la cantaleta de que asistiendo a la plaza se defiende a la fiesta, sino porque en una de esas y podría ser la última que se dé en la CDMX.