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¡VAN A SOLTAR EL BOMBAZO!

Bardo de la Taurina - Colaboración Especial - 14/10/2016

Los tiempos de hoy son diferentes y lo son porque el público es diferente, también los medios de información, ahora son más alegóricos, más cómodos, menos enterados, más divagantes, sin comprometerse, salvo los pocos solventes, más lo importante es que sepamos, que está funcionando y que no, reconociendo que hay estilos o manera de hacer las cosas, sin perder de vista que hay rangos de lo razonable y es ahí donde la manga esta rete ancha y por ella cabe la crítica que no es lo mismo que criticar, por eso aquí no tenemos empacho en señalar que a la Plaza México le han ocurrido algunas situaciones como ocurren cuando uno estrena casa y chamba, mas no por ello vamos a satanizarle máxime que ha demostrado que tiene capacidad de remediar o mejorar sobre la marcha, a veces se hacen cosas buenas que no lo parecen, otras se dan sin pensar o pensando que no va a pasar nada o cuando menos eso pensamos quienes no estamos enterados por inocentes o por ignorantes de los trasfondos, como yo mismo el domingo entre mi vista cansada, mis espejuelos mal graduados y mis binoculares piratas como que no enfoco ‘very well’ y luego ni conozco a todos los personajes ni muchísimo menos ellos a mí (no se pierden de nada) porque las cosas como son, los señores están muy arriba, aunque yo también soy de arriba, nada más que de general cuando está abierto (y con boleto que me pago) más desde donde me ancle me pareció que el Director Taurino estaba ocupando una barrera de las coloradas y esto me llevo a pensar que la responsabilidad de la operación administrativa y práctica de la plaza, esa tarde debió de haber sido delegada en alguien, ¿Quién fue ese alguien?, lo ignoro, pues no creo que Don Mario Zulaica haya puesto el manejo y control del festejo en piloto automático, pues ni que la corrida se pudiera manejara robóticamente o por twitter y me queda claro que la función del representante de la empresa es muy diferente a la del inspector de callejón y acepto que en este caso me declaro incompetente de saber lo que ocurrió.

Como la Plaza México es una basílica, hay que estar presentes en su presente que lo es la temporada de novilladas, cuyos novilleros por presentarse vienen surtiditos como los nanches de Pénjamo algunos atractivos y otros no tanto pero dejemos que esos chavales demuestren quienes apuntan pa’ madurar y quienes tendrán que tomar el camino de la pizca, más en cualesquiera de los casos sepamos de antemano que estos toreadores andan todavía como los papalotes de Atizapán, que no terminan de levantar el vuelo ¿y sabe usted porque?, porque la mayoría no la traen muy clara no nada más en lo de las boletas técnicas sino que a muchos no les ha caído el veinte de lo que significa ser novilleros y por ello creen que por el hecho de que algunos han llegado a la puertas de cuadrillas pisando la alfombra rosa la van a librar, ¡no! esto no es de panzazo como en el certamen ese de ‘Descubriendo un torero’ donde más bien se descubrieron carencias de un buen número de novilleros, los que como panquesitos Bimbo con muy bonita envoltura pero que por dentro no saben a nada, faenas como boda de embarazada muy forzadas, ¡no, no, no! esto es de contundencia, de arrerebato, de tripas al aire, de orejas en el morral lo demás es torear a la modernita donde el halago superfluo, el Instagram, el Photoshop, las redes sociales son la fantasía, por cierto que estas nunca han hecho a una figura de la novillería…tal vez en Plaza Sésamo les compren el cuento pero en la Plaza México, no solo hay que justificarse, hay que triunfar hasta salir con las asentaderas sobre los hombros de los aficionados, los de las gargantas sequitas de tanto gritar ¡Torero, torero! ¡Venga Chavales! ya llegaron a la grande pues no la derramen porque el mañana igual no llega bueno eso dicen los diputados, los que nos traen distraídos con los niños, mientras no solo su niño artillero sino toda su turba ya está a la puerta y en una de esas van a soltar el bombazo y entonces tendremos que empezar a escribir en pasado.